El otro día que fui con unos amigos a conocido antro de la ciudad, recorde con mucha nostalgia mis años mosos de universidad, aquellos tiempos en los que la parranda era el común de todos los días, recorde a cuantos amigos he cargado, a cuantos he ayudado a hechar las tripas, a cuantos hemos dejado colgados de la puerta de su casa, etc. Pero tambien recorde, todas las que he hecho cuando el alcohol circula en cantidades excesivamente altas por mi sangre, es decir cuando he andado pedote, pedote, no les contare mis aventuras si no me voy a balconear solo, conformense con saber que hemos hecho de todo, desde volarnos las propinas del mesero, hasta guacarear en la frondosa planta que la mama de una amiga tenia en su sala, pasando por huida insofacta de una patrulla o terminar en la cama con quien siempre soñe (lo peor que solo fueron dos piñas coladas bien cargadas, por que cuando menos pense ya ni calzones tenia), no cabe duda que el alcohol inhibe y saca lo mejor de nosotros, esa parte alegre, sincera y verdadera que todos llevamos dentro, aun siendo lo mas neta que digamos ser, no cabe duda tampoco que si me muriera y volviera a nacer, voleria a ser un borracho, he dicho.
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