Wednesday, July 16, 2008

Amargo adios...

Héctor Ramón López Contreras
1973 - 2008

Cuando el Presidente Calderón inicio su "guerra" contra el narcotráfico, le comente a mi hermana que no había peor estrategia que esa, creo que declarar además que esa estrategia es la correcta y que ganara esa guerra, es querer engañar a los mexicanos, quienes vivimos en una ciudad ligada a carteles de droga, sabemos que es así, tendríamos que mover a nuestros vecinos del norte y dejar de ser un punto de paso entre la oferta y la demanda, para poder erradicar ese "problema" y lo pongo así entre comillas, porque quienes vivimos aquí, también sabemos que la violencia ligada al narcotráfico rara vez trastocaba nuestra vida cotidiana, quizás este mal decirlo, pero la vida de la ciudad seguía a pesar del narco, seria muy aventurado decir que nos acostumbramos a la vida "bronca" del norte, pero en gran parte siempre fue así.

Hoy ya no es así, nunca podríamos imaginar el nivel que la violencia iba a tomar, pero pues si disparas balas, recibes balas, de la noche a la mañana la ciudad se militarizo, fue entonces que nos dimos cuenta que la guerra había comenzado, comenzaron a aparecer los muertos, las balaceras, la gran cantidad de ejecutados y con ello, el amarillismo de los medios de comunicación que ya no hablan mas que del "gran problema" que representa el narco en la ciudad, el gobierno entonces se envolvió en una nube de humo y aprovecho para dejar de lado su obligación primordial de brindar seguridad y protección a sus ciudadanos y no nos dimos cuenta.

Tarde nos enteramos del aumento escandaloso de robo de autos, de la aparición de actos delictivos que estaban lejos de ocurrir en la ciudad como el secuestro express o las extorsiones, el crecimiento en el índice de robos a mano armada, de asaltos a todo tipo de comercios, de la impunidad degradante en la que los ciudadanos comunes están cayendo, como en una especie de "ley de la selva", esa verdadera violencia que si trastoca nuestras vidas cotidianas, esa violencia que nos obliga a variar el camino que tomamos cuando regresamos a casa, esa violencia que esta alejando a la gente de la alegre e incomparable vida nocturna con la que contaba esta ciudad, esa violencia que nos obliga a temer o sentir terror cuando un desconocido se nos acerca, esa violencia Sr. Calderón que este fin de semana termino con la vida de un gran amigo, esa violencia a la que usted debería declararle la guerra de verdad, esa violencia que ya ni siquiera es provocada por profesionales, sino por gente común y corriente, gente que si se ha dado cuenta que la ciudad esta cada vez mas en una situación de ingobernabilidad, pero sobretodo que se ha dado cuenta que no hay quien proteja al ciudadano común y corriente, esos que no podemos irnos a vivir a los elegantes distritos residenciales de la vecina ciudad, esos que estamos expuestos a todo, incluso a la prepotencia e impunidad con la que actúan nuestras autoridades quienes juraron protegernos, podría esperar Héctor que tu asesinato no quede impune, pero lamentablemente solo puedo esperar el día en que me pueda largar de este país que ya no tiene remedio para mi.

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